POSTURA ARGUMENTATIVA
PROBLEMA ETICO
LA
BIOÉTICA: LA CULTURA DE LA VIDA. El control de la natalidad, el aborto y la
eutanasia. La fecundación in vitro.
La Bioética es una
Ética aplicada que genera reflexiones tendientes a la solución de conflictos
generados por la manipulación técnica de la vida y del medio ambiente y el
impacto de los actos humanos sobre la persona humana, su vida y su dignidad.
El
concepto de «calidad de vida» no es incompatible con el de «sacralidad de la
vida humana», sino, muy al contrario, complementario suyo. En este trabajo
defendemos la tesis de que la sacralidad de la vida humana es un principio o
criterio formal, y que por calidad de vida debe entenderse el intento de dotar
de contenidos materiales normativos al principio formal de respeto de los seres
humanos. La calidad de vida así definida comprende varios niveles, por lo menos
tres: calidad de vida privada o de máximos, directamente relacionada con los
principios éticos de autonomía y beneficencia; calidad de vida pública o de
mínimos, que depende de los principios éticos de no-maleficencia y de justicia;
y el criterio de la excepcionalidad, que permite justificar excepciones a la
norma de acuerdo con criterios de calidad, a la vista de las circunstancias que
concurren en el caso y de las consecuencias que se producirán de no hacerse
así.
Un
colaborador de Johnson explica que la tarea de la Gran Sociedad está en
asegurar a nuestro pueblo el clima, las capacidades y las estructuras sociales
que le darán oportunidad de perseguir su felicidad individual. Por ello, la
Gran Sociedad no se preocupa con el cuánto, sino como el cómo de bueno; no con
la cantidad de viene, sino con la calidad de nuestras vidas.
La
Bioética fue proyectada como una nueva disciplina que combinara el conocimiento
biológico con el conocimiento de los sistemas de valores humanos [...] Elegí
bio para representar al conocimiento biológico, la ciencia de los sistemas
vivientes; y elegí ética para representar el conocimiento de los sistemas de
valores humanos.
Potter
entendia la bioética como una nueva cultura, como el encuentro necesario entre
los hechos, entendía la bioética como un nuevo paradigma intelectual y
cultural, consistente entre la confrontación entre hechos y valores.
R.
Kautzky afirma “En tanto la vida humana sirve para la realización de la
libertad humana, debe ser prolongada con todos los medios apropiados y razonables,
siempre que la persona competente pueda considerar que tal prolongación sirve a
ese objetivo”.
Richard
McCormick nos comparte “Si «vida» significa sólo metabolismo y procesos vitales,
entonces ¿qué sentido puede tener decir que es un ‘bien en sí mismo’? Si por esto
se quiere significar un bien que debe ser protegido independientemente de cualquier
capacidad para la experiencia consciente, creo con sinceridad que se está defendiendo una pura y simple forma de vitalismo,
una mentalidad que defiende la vida (entendida
como simples procesos vitales), abstracción hecha de las condiciones reales del
paciente. Uno puede, y en mi opinión debe decir que la persona es siempre un
valor incalculable, pero que en ciertas circunstancias la prolongación de la
vida física no supone ningún beneficio. Más aún, el prolongar la ‘vida’ puede
fácilmente llegar a ser un asalto a la persona y a su dignidad. Por tanto,
frases como ‘el bien o el valor de la vida en sí misma’ son confusas en estas
discusiones.
La
evolución de las civilizaciones ha transformado tanto las exigencias y las
oportunidades, como los valores y las normas. En consecuencia, considero las
normas como el resultado de necesidades específicas de las sociedades. Las
normas cambian con el desarrollo de las sociedades y puesto que éstas se han
hecho más amplias e interdependientes, sus miembros toman más conciencia de sus
intereses comunes, procuran adherir cada vez más a los mismos valores, y de manera
notable, a los que faciliten la coexistencia pacífica.
La
historia de la Bioética contemporánea giró la manera con la cual los problemas
entrecruzados comprenden de forma
cercana un contexto social temporal más
grande. El cambio más llamativo sobre las últimas dos décadas ha sido el de la
secularización de la Bioética. Las consecuencias han sido de alguna manera,
manifiestas, han sido hacia un discurso público que acentúa temas seculares,
por ejemplo: los derechos universales, la autonomía del individuo, el debido
proceso jurídico y un rechazo sistemático a una bondad común o a una bondad
individual trascendente.
El
estudioso de la ética tiene como tarea hacer que la gente tome conciencia del
sistema de normas y valores en que vivimos. Debe demostrar la coherencia
interna de la jerarquía de valores y su pertinencia para el interés general (o
si es preciso, demostrar su incoherencia y su falta de pertinencia). Pero
también puede, en particular con respecto a temas controvertidos, argumentar a
favor de nuevos principios que, sin comprometer lo esencial de nuestro sistema
de valores, sean a su juicio los más favorables para la evolución progresiva
hacia una mejor humanidad. (E. Vermeersch)
La ética
del cuidado se puede entender como un modelo ético que viene a compensar la
preeminencia de las propuestas en que predomina lo correcto como objeto de la
ética, en las que se busca la justicia imparcial e igualitaria, y la defensa de
los derechos, como base de unos mínimos para la convivencia. Así la ética del
cuidado propondría un énfasis en la idea de solidaridad, con la intención de
avanzar hacia una ética pública. Si bien
tal modelo no es exclusivo de alguna práctica que pretenda buscar el beneficio
humano, si es importante reconocer que este se ha convertido en una referencia
importante del acto sanitario para reflexionar tanto sobre las tareas
asistenciales como sobre los medios.
REFERENCIA
BIBLIOGRAFICA
García. D., Feito. L. (2004).
Unidad II - Ética Aplicada. Instituto de Bioética - cenalbe. Disponible en http://campus20.unad.edu.co/ecsah04/mod/lesson/view.php?id=1835&pageid=162