REFLEXIONES
¿Para qué sirve realmente la ética?
Adela Cortina
Todos los seres humanos somos necesariamente morales, podemos ser morales
o inmorales, pero no amorales y lo mejor que podemos hacer es sacar partido de
esa manera de ser moral del modo más inteligente posible, es en este sentido,
claro, ética y política están estrechamente relacionadas. El ser humano es
persona en sociedad. No hay individuos aislados. La afirmación liberal según la
cual hay individuos aislados que un buen día deciden sellar un contrato no deja
de ser una hipótesis ficticia. No existen esos individuos aislados, sino
personas vinculadas a los demás seres humanos, es decir, en relación
política", es así como se puede decir que la ética “sirve”, entre otras
cosas, para abaratar costes en dinero y sufrimiento en aquello que
está en nuestras manos lograr, en aquello que sí depende de nosotros. Y
también para aprender, entre otras muchas cosas, que es más
prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual caiga
quien caiga porque ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no
mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si
las conductas antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen
proliferando con toda impunidad. Este libro nos recuerda que ahora,
más que nunca, necesitamos la ética.
El
enfoque de las capacidades de M.
Nussbaum: Un análisis comparado con nuestra
teoría de las necesidades
En el mundo se puede decir que muchas mujeres
carecen de apoyo en funciones fundamentales de la vida humana, y en el que la
mayoría de ellas cuenta con capacidades menores a las de los hombres, el
objetivo de Nussbaum es desarrollar un “feminismo universalista”. “Lo que las
personas son realmente capaces de hacer y de ser”. Es así como as capacidades
se refieren al conjunto de funcionamientos que son factibles para una persona,
pudiendo elegir.
Democracia deliberativa
Adela Cortina
Es preciso decir que no hay sino tres caminos
para llegar a una decisión común: la imposición, que no es un
procedimiento democrático; la agregación de preferencias o de intereses, que se
suman en público y se sigue lo que decida la mayoría; o la deliberación, que pretende transformar públicamente las
diferencias para llegar a una voluntad común. Como bien dice el politólogo David
Crocker, el "agregacionista" está convencido de que los ciudadanos
forman sus preferencias e intereses en privado, y después en público no pueden
hacer sino sumarlos y optar por la voluntad de la mayoría; mientras que el
"deliberacionista" cree posible formar una voluntad común a través de
la deliberación, no sobre todas las cuestiones, pero sí sobre algunos asuntos
de justicia ineludibles.
El deliberacionista entiende entonces la
deliberación como una piedra filosofal capaz de transformar afirmaciones como
"yo prefiero esto" o "me interesa aquello" en
"queremos un mundo en que tal cosa sea posible". Es el paso del
"yo" al "nosotros" a través de la formación democrática de
la voluntad. Por eso, a la hora de tomar decisiones vitales que afectan a
todos, quien defiende la democracia deliberativa valora sobre todo el momento
de las propuestas, el intercambio de argumentos y justificaciones para
avalarlas, el acuerdo entre las partes acerca de qué compromisos adquiere cada
una para llevar a cabo lo que le corresponde y actuar conjuntamente; mientras
que el defensor de la política agregativa incide sobre todo en la decisión
final, que normalmente se toma por votación.
Ética:
Cap 1: Problemas Morales y Problemas
éticos.
Adolfo Sánchez Vázquez
El comportamiento humano práctico-moral, aunque es sujeto
a cambio de un tiempo a otro y de una a otra sociedad, se remonta a los
orígenes mismos del hombre como ser social. Los hombres no sólo actúan
moralmente (es decir, se enfrentan a ciertos problemas en sus relaciones
mutuas, toman decisiones y realizan ciertos actos para resolverlos, y a la vez
juzgan o valoran de un modo u otro esas decisiones y esos actos), sino que
también reflexionan sobre ese comportamiento práctico, y lo hacen objeto de su
reflexión o de su pensamiento. Se pasa así del plano de la práctica moral al de
la teoría moral; o también, de la moral efectiva, vivida, a la moral reflexiva.
Cuando se da este paso, que coincide con los albores del pensamiento
filosófico, estamos ya propiamente en la esfera de los problemas
teórico-morales, o éticos.
El acto moral remite a otro problema
importantísimo: el de la responsabilidad. Sólo cabe hablar de comportamiento
moral, cuando el sujeto que así se comporta es responsable de sus actos, pero
esto a su vez entraña el supuesto de que ha podido hacer lo que quería hacer,
es decir, de que ha podido elegir entre dos o más alternativas, y actuar de
acuerdo con la decisión tomada. Los problemas éticos son también el de la
obligatoriedad moral, es decir, el de la naturaleza y fundamentos de la
conducta moral en cuanto conducta debida, así como el de la realización moral,
no sólo como empresa individual, sino también como empresa colectiva.